1- El autoritarismo
Estamos en un
mundo autoritario, pero sin autoridad.
Me explico: Hay
señorío, hay control, se imponen posturas, hay dictaduras y tiranías en la
sociedad del mundo; unas se imponen por la fuerza, otras por persuasión, algunas
por repetición, y una vez en el trono del poder, la autoridad se hace sentir si
se tiene a la ley de su lado para aplicarla en contra de todo aquel que desafíe
el mando. Muchas veces la ley no es culpable, pues es pasiva y espera que se le
use, pero depende quien está a la cabeza para aplicarla a su favor y defender con
todo el rigor de la
ley su autoridad… pero se impone como sea,
haciéndolo autoritativo. Pero sus vidas podrían carecer de la moral necesaria
para ostentar el poder, carecer de la expertise
para el cargo, del manejo para imponer la autoridad, del oficio para ganar
autoridad, pero no importa mientras se este en el sillón del poder, porque una
vez ahí, se tiene plena potestad… y muchos creen que pueden hacer lo que les
plazca.
Como ejemplo
están los casos de robo de altos ejecutivos de grandes empresas, de líderes
dictatoriales que gobiernan un país, que salen ilesos de los juicios (si acaso
se llega a esa instancia) ¡y sin ninguna sanción!... versus el pobre campesino
que roba una gallina, condenado a cinco años de presidio donde la “autoridad”
le hace caer todo el peso de su poder.
Claro, ellos le llaman “el peso de la ley”, peso solo para indefensos y pobres
y no para ellos. Eso es autoritarismo y no autoridad. Si se aplicara el mismo
rigor para los poderosos, los líderes ganarían verdadera autoridad.
Cuantos líderes
de naciones, de instituciones, de movimientos filosóficos, de religiones, de
partidos políticos, dueños del poder, han carecido de la irreprensibilidad que
se necesita para ostentar los más altos cargos en la sociedad. Algunos la
pierden en el transcurso de sus mandatos y otros ya llegan con dudosos
comportamientos, pero parece que a nadie le importara. Hoy se hace una notable
diferencia entre el ejercicio del poder y la conducta en la vida privada:
Mientras en la primera pueda desenvolverse relativamente bien, ¿Que importa
como lo haga en la segunda?.. Mientras los índices populares sean saciados,
nadie quiere entrar a cuestionar al líder del momento. Y si una voz se alza en
contra, es acallada inmediatamente. Autoritarismo social, pero no autoridad: Las
masas se hacen tan autoritativas como sus líderes.
Ya lo había
advertido Cristo al señalarles a sus discípulos que los líderes de esta tierra
se enseñorean de nosotros, y hoy no es distinto. Los propósitos mayormente
egoístas de muchos son barnizados con toques democráticos, sociales, de bien
común. Términos como tolerancia, igualdad, representatividad, son usados
como inclusivos y poéticos para
disfrazar intenciones egoístas que benefician solo a los que están en el poder.
Si así están las
cosas con los líderes de este mundo ¿Qué se podría esperar del resto? ¿Habrá
acaso algún lugar desprovisto de toda intención egoísta y autoritarismo? ¿Habrá
un lugar que esté libre de personas enseñoreándose, de tiranía incluso?... ¡Si!
Y yo digo: LA IGLESIA DE CRISTO.
Penosamente esta
institución no se ve con el mismo prisma que yo lo veo, versus muchos en el
mundo. La gran mayoría tiene sus reparos ante esta institución y debo admitir
que también por el mismo problema: autoritarismo. La iglesia no ha estado ajena
a este problema. Pero sus mayores detractores son personas que han pertenecido
a una y se convierten en disidentes al ver el mal manejo o abusos de sus
líderes con los miembros. Así como los lideres del mundo, muchos pastores creen
tener el poder de la imposición una vez puesto en el trono. Y abusan. Y pierden
autoridad al volverse autoritarios. Ha pasado antes; está en la historia; pasa
hoy.
Sin embargo, sigo
creyendo que la IGLESIA DE CRISTO es la mejor institución a la cual alguien
pueda confiar su vida y la de su familia. Y veremos porque.
Bendiciones
Pastor Marcelo Valdés