Prisioneros del Pasado
“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14)
Muchas personas viven “pasando la vida” o “esperando que las cosas pasen” porque están detenidas en su presente: Sin expectativas, sin participación, sin interés en nada, sin visión, solo esperando que algo suceda,.. Pero ojala no muy traumático, que venga a romper la rutina mortal en la que están, pues se acostumbran a su suerte, pues de eso viven, de suerte en suerte.
Son las llamadas vidas “sin sentido”, sin ninguna expectativa más que seguir respirando. Están hastiados de todo pero cómodos de tanto hastío. No les gusta nada, pero no romperían su letargo para cambiar algo. Mucho de esta condición actual es culpa de algo muy específico: la falta de planificación, visión, y metas definidas pensadas en el pasado, para proyectarlas hacia el futuro. Pero es mediante la planificación que se vive de manera tal que el presente está determinado por el futuro y no por el pasado.
Cuando no se tiene metas, entonces no hay nada que planificar, mucho menos organizar; y lo peor: NADA QUE LOGRAR. ¡Eso sí que es aflicción de espíritu!
Me ha tocado palpar ese tipo de vidas y llego a la conclusión de que son prisioneros de su pasado… más específicamente, prisioneros de su falta de metas, de visión y de ambición, en el pasado; y como pastor me cuesta llevarlos hacia adelante. Para muchos de ellos Dios viene a ser como la Lotería en una vida destinada a la suerte más que al desarrollo, y se acomodan en las iglesias con el mismo espíritu de antes de tener a Cristo: “Pasando la vida cristiana” y “esperando a que pasen las cosas”;.. “Si viene Cristo, bien; si no, lo esperamos aquí sentaditos”.
Yo mismo me doy cuenta que muchas cosas no logré por falta de estos claros agentes motivadores y mi presente está condicionado por aquel pasado… y eso ha limitado mi futuro; y si quiero llegar más lejos, es doble el trabajo de hoy que el que debía hacer ayer. ¿Cuáles son los enemigos hoy para no planificar, ponerse metas, tener visión?
1- La Flojera
La flojera es una enfermedad de toda clase social. Se puede ser pobre o rico y ser flojo de la misma manera. Hay pobres que jamás salen de su condición por su flojera, ni siquiera la mejoran lo mas mínimo, y hay ricos que heredan fortunas pero que las pierden por su propia flojera y su falta de administración. Si se quiere dejar de ser pobre (o querer ser menos pobre) hay que ponerse metas, tener visión y planificar para luego trabajar por ello. Lo mismo pasa con lo espiritual; si no se tienen definidas las metas y no se está dispuesto a planificar y trabajar, su vida será siempre mediocre y sin ningún éxito. La palabra de Dios es clara en eso: Proverbios 6:6-11; 28:19, 1Tes 5:14, 2Tes 3:6-13
2- La falta de constancia
La inconstancia hace cambiar de ritmo, de ideas, de estados, de caminos, de creencias, porque no habita en aquellos la idea de que algo deba mantenerse. Sus inseguridades le llevan a cambios constantes en busca de seguridades, pero su carácter o simplemente sus ambivalencias, le alejan de un camino, para adentrarse en otro por breve tiempo, hasta que aparezca otro mejor que aquel. En la vida cristiana también se puede ser ambivalente y Dios lo condena: En Santiago 1:8 les llama inconstante a los de doble animo, seres cambiantes y de poca firmeza; En 2Pedro 2:14 se les define como almas proclives a la seducción, y podría ser de cualquier tipo; 2Pedro 3:16 se les llama indoctos a aquellos inconstantes que un día creen una doctrina, para mañana cambiarla por otra que consideran mejor (o más ajustados a ellos), torciendo las Escrituras.
3- El Hedonismo
Cuando se pasa la vida buscando solo placeres, se crea un alma egoísta que solo tiene una meta: mas placer. Si las cosas que hace no le dan satisfacción inmediata, entonces no sirve y va en busca de otro asunto que contenga placer. Pierden trabajos porque no les gusta, estudian poco porque no les gusta, etc. Hay quienes llegan a las iglesias en busca de cosas placenteras, y cuando viene la lucha, desaparecen para reaparecer cuando vuelve el deleite y se va el desagrado. La Palabra de Dios nos dice que el mejor placer está en la perfecta ley de Jehová (Salmos 19:7-10; 2Timoteo 3:4)
4- El Narcisismo personal y Social
Creerse lindo es narcisismo; creer que lo que poseen o lo que los rodea es lindo para solo tener una actitud contemplativa y no activa, le llamamos narcisismo social. Ambos casos son perjudiciales para crearse metas y planificar un futuro. La belleza que impide cualquier desarrollo de mejores oportunidades, es una belleza estéril, que no arroja frutos. Y hay muchos que viven para las apariencias (que es tan malo como vivir de apariencias) y descuidan su futuro por un excesivo fanatismo personal lleno de vanidad. En nuestra sociedad es la mujer un mejor ejemplo de eso. Como viven para agradar por su apariencia, muchas se preocupan tanto de eso que descuidan su intelecto y cultivo del alma, creando en el futuro madres u esposas amargadas por la pérdida de su belleza o por haber perdido su bello espacio del que no estaban dispuestas a salir. En las iglesias suelen habitar mujeres y hombres cargados de vanidad, aun de años avanzados, pues ese ha sido su único objetivo y forma de ver las cosas: a través de su imagen.
El apóstol Pablo tenía claro cuál era su meta: conformarse a la imagen de Cristo ¡Eso sí que es un buen futuro!... y para él era tan evidente como lo debe ser para ti y para mi. La solución para no ser prisioneros del pasado es simplemente olvidar lo que queda atrás y mirar con expectativas lo que Dios nos ofrece por delante. Eso nos motivará a trazar metas, nos dará visión y planificaremos de acuerdo a lo que viene, para alcanzar lo que queremos lograr en nombre de Cristo y para Cristo. Eso nos hará personas con reales propósitos y ya no estaremos atados a pasados estériles que, hayan sido exitosos o perniciosos, no nos conducían a ningún lado… o mejor dicho, a un solo lado: el Infierno.
Pastor Marcelo Valdés