El Asiento Vacío
Luego le dijo Jonatán: Mañana es nueva luna, y tú serás echado de menos, porque tu asiento estará vacío (1 Samuel 20:18)
Todos tenemos
un asiento que ocupamos. En el hogar, en el trabajo, en la iglesia.
Sabemos que a
determinadas horas, ese asiento estará ocupado con tu persona.
Ya sea para
comer, para descansar, para trabajar o para escuchar la Palabra de Dios,
nuestra presencia en el asiento no pasa desapercibida.
Pero un
asiento vacío podría decir muchas cosas.
En el hogar
nos preguntaríamos:
¿Estará en el
trabajo? ¿Habrá salido de compras? ¿Estará
de viaje? ¿Se habrá ido para siempre?
En el trabajo
nos preguntaríamos:
¿Estará
retrasado? ¿Estará enfermo? ¿Lo habrán cambiado de sección? ¿Lo habrán
despedido?
En la iglesia
nos preguntaríamos:
¿Estará
enfermo? ¿Tendría dificultades para venir? ¿Estará enojado con el pastor o
algún hermano?
Son preguntas
especulativas que alguien podría hacerse al ver el asiento vacío, al que
acostumbra verte.
En el caso de
David, su asiento estaba ocupado para apaciguar al rey Saúl con su música. Pero
esta vez no quería presentarse, por que el rey lo quería matar. Saúl, al ver su
asiento vacío, se daría cuenta que algo pasaba.
Un asiento vacío
es señal de que algo pasa. Podría ser normal o anormal. Justificable o
injustificable… pero algo pasa.
Cristo también
un día dejo su asiento en el cielo, al lado del padre, para venir a este mundo.
En este caso era por algo extraordinario que Cristo no yacía en su trono:
abandonó su morada para redimirnos del pecado. Vino a morir por ti y por mí
(Filipenses 5:5-8)
1-
Dejo
su comodidad, su gloria, su exaltación, para venir y ser humillado, golpeado,
sacrificado.
2-
Él
ha ascendido al cielo, pero aun no descansa en su trono, ha ido a preparar
lugar para nosotros (Juan 14:2-3)
3-
Pera
habrá día en que lo veremos sentado en su trono, gobernando con poder
(Apocalipsis 22:1-5)
4-
Preparémonos,
porque nos vendrá a buscar (Apocalipsis 22:7,12)
En nuestra
iglesia hay asientos para que comiences a prepararte para su venida. No lo
malgaste con tu ausencia, no dejes que otro ocupe tu lugar.
Porque un
asiento vacío en la iglesia habla con mucha elocuencia.
Al pastor podría
estar diciendo: “tu sermón no vale”
Al miembro inconstante
le dice: “ya vez, la iglesia está perdiendo terreno, cada vez es más débil”
Al nuevo que
busca una iglesia le dice: “mejor veamos en otro lado”
Al tesorero
de la iglesia le dice: “¡Cuidado! Habrá déficit”
Al miembro común
le dice: “ustedes también pueden ausentarse el domingo próximo, todos tenemos
el mismo derecho”
A los
verdaderos fieles les dice: “trabajad, invitad, orad, llenad esos asientos
vacíos”
A Cristo le
dice: “Señor, mi boda, mi campo, mis animales, son más importantes que tu
venida”
Un asiento vacío
testifica contra los cultos; mata la inspiración, ahoga la esperanza; aleja el
celo y es un peso que desanima a la iglesia.
Pero una
silla con tu presencia dice “Ven Señor Jesús, ven”
Bendiciones
Pastor
Marcelo Valdés
(Basado en la ilustración del "asiento vacío")