La Sabiduría Que No Se Esconde
“La sabiduría clama en las calles,
Alza su voz en las plazas;
Alza su voz en las plazas;
Clama en los principales lugares de reunión;
En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones” (Proverbios 1:20-21)
En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones” (Proverbios 1:20-21)
Quizás muchas veces has dicho: “soy demasiado simple para hablar de Dios”;
Quizás tengas el temor de que te harán preguntas que no podrás contestar. Crees
que estas son excusas validas para dejar que otros hablen de Cristo o de sus
principios sabios y mantenerte al margen de contar lo que Cristo ha hecho en tu
vida… Pero es una mentira de la que hay que tener mucho cuidado porque habla más
del desprecio o rechazo al consejo de Dios que la aceptación de él.
Y eso no es algo valido para Dios. ¿Por qué?
Porque simplemente Dios jamás nos ha llamado a ser elocuentes,
intelectuales o teólogos. Nunca nos pidió tener conocimientos de oratoria o un
carisma sobresaliente. Si bien tener cada una de estas capacidades pueda
ayudar, no son esenciales para llevar la sabiduría de Dios a otros. Porque la sabiduría de Dios no se esconde.
La clave es entender CUAL ES LA SABIDURIA DE DIOS.
Y esta se encuentra en el famosísimo Proverbios 1:7
“El principio de la sabiduría es el
temor de Jehová;
Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”
Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”
Si; nuevamente llegamos al
archiconocido versículo y la frase más escuchada, aconsejada y utilizada en las
iglesias “… La sabiduría es el temor de Jehová…”
Pero
¿Qué dicen las Escrituras sobre los que temen a Jehová?
Salmos 25:14 Tienen una intima
comunión con Dios
Salmos 33:18 Son cuidados por él
Salmos 34:7 Son protegidos por él
Salmos 34:9 Son provistos por él
Lucas 1:50 hay misericordia eterna
de parte de él
¿Qué
dice sobre los que no le temen?
Proverbios 1:29-31 serán hastiados
de su propio consejo
Salmos 55:19 Los quebrantará
El
temor de Dios y a su palabra y a su consejo, aun a su corrección, ES SABIDURÍA
PURA. No hay que ser letrado, universitario o con doctorados para aceptar cada
consejo del Divino salvador ni tenemos porque dejar sus sendas por sentirnos “ignorantes”,
de poco estudio en las artes humanas o en las ciencias espaciales, cósmicas o
naturales. Para ser obedientes no se requiere de capacidades intelectuales,
sino simplemente TEMOR A JEHOVÁ.
Están
los que temen y los que no temen; los que tienen el favor de Dios y los que no.
Y SOLO LOS QUE TEMEN NO DESPRECIAN LA SABIDURIA QUE EMANA DEL CIELO.
Aquí
llegamos a nuestros versículos de cabecera (Prov 1:20-21)
La
sabiduría de Dios clama, no se esconde. Se proclama, se divulga se habla
abiertamente de ella porque no tiene nada malo que esconder. Mientras los que
no temen a Jehová siempre andan con sus seducciones en secreto, sus chismes en
lo oculto, haciendo sediciones en las sombras, la sabiduría de Dios y los que
temen esa sabiduría divina, CLAMAN A VIVA VOZ PORQUE NO TIENEN QUE ESCONDER NADA.
1- Los que temen a Jehová hablan porque les acompaña algo mejor
que cualquier diploma que glorifica los conocimientos adquiridos. Se llama
TESTIMONIO (Mateo 5:16)
2- Los que temen a Jehová hablan de la sabiduría de lo alto
porque saben que el espíritu Santo promete hablar (Lucas 12:12)
3- Los que temen a Jehová
obedecen a la gran comisión porque SON LAS BUENAS NUEVAS QUE EL MUNDO NECESITA.
(Mateo 28:19)
4- Clamaras en las calles, en las plazas, en los lugares de
reunión, en la ciudad porque la sabiduría que emana del cielo NO PUEDE SER
ACAYADA POR LOS QUE AMAN AL DIOS DUEÑO DE TODA SABIDURIA. Porque la sabiduría de Dios no se esconde.
No
importa cuánto sepas, sino cuanto temes. No importa cuanta dotación tengas,
sino cuanta disposición tengas; no importa si sabes poco, conforme pasa el
tiempo, el solo temor a Dios (que es el principio de la sabiduría) te llevará a
querer conocer más de la fuente de sabiduría.
Por
tanto, humilde hermano, no hay razón para no defender los valores de Dios; no
hay razón para no contender por la doctrina de Dios; no hay motivo alguno para
no querer hablar con quienes no conocen este bendito y sabio camino. “hasta
cuando, oh simples, amareis la simpleza” (Proverbios 1:22)… Yo te animo a que
ames la sabiduría.
Bendiciones.
Pastor
Marcelo Valdés