martes, 27 de mayo de 2008

Mi viejo, mi padre.


Mi viejo, mi padre.

Padres buenos hay muchos, buenos padres hay pocos.
Los padres buenos solo necesitan querer y amar, dar con blandura. Pero los buenos padres necesitan tener la voluntad de forjar un carácter que nos ayude a forjar un destino, aún en contra de los deseos de los hijos.
Un buen padre no hace ídolos, vive la presencia de Dios.
Un buen padre no se hace el perfecto, sabe que aprende de los errores, y aún de los que comete al criarnos.
Los padres buenos dan de todo, un buen padre da la vida por sus hijos.

¡¡Gracias viejo por ser un buen padre!!

... Y para que lo conoscan se llama
Vitelino Hernan Valdés Soto.


"Viejo, mi querido viejo"...

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