martes, 27 de abril de 2010

Ejercitando la disciplina


Mirando al cielo 66

Hoy existe una nueva filosofía de criar y su fundamento principal es “déjalos hacer y harán las cosas por sí mismo”. Muchos enseñan que la única disciplina que se debe aplicar es la permisividad, en contra de la disciplina física o autoritaria. Se supone que así mejorarán los niños y crearan mejores adultos… pero las evidencias muestran lo contrario. Los niños ni son mejores, ni están más felices. Por un lado están los que consiguieron hijos resentidos y llenos de trancas por aplicar una disciplina estricta, física y totalitarista, versus los hijos mimados que hacen lo que quieren, desvergonzados y rebeldes, por tener padres que ejercieron una disciplina permisiva y de poco control. Tal vez la confusión a la hora de disciplinar parte por malentender la palabra en sí: muchos creen que significa “golpear” y muchas generaciones crecieron bajo esa disciplina. Muchos recordamos el coscorrón del padre, el correazo de la madre, el reglazo del profesor; nos tiraban las patillas, las orejas, nos daban una patada en el trasero como primera medida disciplinaria y padres descontrolados llegaron más lejos y usaron el cordon de la plancha, agua caliente, verdaderos golpes al mentón que dejaron a más de un lesionado y a otros en la U.C.I. La contraparte definió que eso estaba mal y su disciplina fue más permisiva, quitando todo tipo de férrea autoridad, para no truncar al niño, dejándoles actuar casi a entera libertad; y así, los niños comían cuando tenían hambre, no a los horarios señalados, dormían a cualquier hora, no en horarios señalados, desafiaron todo signo de orden, primero en el uniforme escolar, luego en el pelo, luego en horarios, luego a los profesores, después a las autoridades. Y si cualquier padre osara tocarle una oreja para ponerlo en fila, toman su celular y marcan el 133, alegando violencia intrafamiliar. Muchos padres no lo hacen porque no saben cómo hacerlo, otros porque son cómodos, otros porque jamás harán lo que sus padres hicieron con él, otros porque simplemente les importan un carajo sus hijos. Hemos pasado de un extremo a otro.
¿Qué dice el Señor? Su consejo aún sigue vigente. Hebreos 12:11 dice que “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”. Para entender la disciplina de Dios hay que entender que esta es EJERCITAR, INSTRUIR, ENSEÑAR al niño para enfrentar la vida, no es golpear ni dejar a su propio arbitrio los destinos que ni siquiera como peques entienden. “Instruye al niño en su camino y cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). ¿Por qué golpeamos si ni siquiera los entrenamos? ¿Por qué dejarlos libremente que hagan lo que quieran si ni siquiera están entrenados? Ni lo uno ni lo otro desea el Señor; es nuestra responsabilidad como padres el educarlos, entrenarlos, instruirlos, ¡esa es nuestra tarea! La “Vara” debe quedar reservada para cuando después de todo intento de ejercitar, enseñar e instruir son vanos, cuando la rebeldía y los corazones contumaces muestran un potencial peligro en el niño para la familia, la sociedad, Dios. “No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no morirá” (Proverbios 23:13). Si no lo hacen los padres con cordura y amor, la vara de la sociedad lo hará con dureza y venganza, o la vara de Dios se hará sentir en sus vidas, como en los hijos de Elí que fueron disciplinados por Dios, no por su padre, quien también recibió su parte por lo indulgente que fue (1 Samuel 2:12-36). Enseñemos a nuestros hijos lo que Dios nos enseña a nosotros y tendremos una familia fuerte. Bendiciones.

Pastor Marcelo Valdés

lunes, 26 de abril de 2010

Vendran tiempos peligrosos


Mirando al cielo 65

"Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos". MARTIN LUTER KING

La exaltación de los ánimos es el pan de cada día. Es increíble ver como las noticias nos dan cuenta de agresiones, homicidios, “bullying” (acoso escolar), grescas de una fila interminable de pendencieros, “flaites” mal humorados, implacables asesinos sin remordimientos, terroristas, gente realmente mala. Vuelan los insultos, sobran los golpes, muchas muertes; Muertes sin razón, peleas sin razón, agresiones sin razón; Así está el mundo y la sensación de impotencia de las víctimas, gracias a una justicia poco justa, a la llamada puerta giratoria, a las mínimas penas para los delincuentes y agresores, nos hace ver abandonados. Hemos aprendido muchas cosas y desarrollado otras realmente impactantes, pero como dijo el predicador, nada ayuda a que baje la agresividad, nada aplaca la ira, porque no hemos aprendido a vivir como hermanos; los adelantos de hoy son para uno vivir mejor, pero no para que todos vivamos mejor. Es la era de la individualidad. Ya hemos perdido la capacidad de asombro, la crónica roja es común y ya no impacta tanto como antes, hoy los diarios prefieren destacar en sus portadas temas de farándula. Cada vez lo anormal se vuelve común, y no estamos lejos de que sea la norma. Se quiere poner detectores de metales en los colegios porque los niños llevan armas, se baja la responsabilidad penal de 18 a 14 años, se quieren construir más cárceles, en otros países (como Brasil) se crean brigadas asesinas para eliminar al delincuente; pero con estas medidas no se ataca el fondo, solo la forma. No nos sorprendamos, Dios ya lo había advertido: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (“ Timoteo 3:1-5)

¿Por qué estamos más agresivos? Porque simplemente nos creemos en el derecho de responder a la agresividad con agresividad, hemos decidido tomar la justicia de manera propia que dejar a otro que abogue por mí. Aun los cristianos nos olvidamos lo que Dios nos dice: “Mía es la venganza, yo daré el pago” (Hebreos 10:30); así como Cristo abogó por nuestra salvación, así abogará por nuestros problemas, solo debemos traerle a él nuestras cargas y confiar; así como le confiamos nuestra alma, él nos podrá ayudar. Dios también nos aconseja “La blanda respuesta quita la ira, mas la palabra áspera hace subir el furor” (Proverbios 15:1). Toma este consejo bíblico y comienza a aplicarlo desde hoy, y estarás atacando el fondo del problema, no la forma, porque debemos ser promotores de la paz y eso parte por nosotros, y dejémosle la agresividad al mundo violento, ya vendrá Dios a ordenar las cosas.

Bendiciones.

Pastor Marcelo Valdés

jueves, 15 de abril de 2010

Dios con nosotros


Mirando el cielo 64

“Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel” (Isaías 7:14)

Por ahí me preguntaron porque a nuestro salvador Jesucristo se le decía MESIAS, CRISTO, JESUS y la profecía anunciaba a EMANUEL. Buena pregunta, veamos las respuestas.
¿Qué significa MESIAS? Es el titulo dado por Dios a su hijo y significa el “ungido”, la persona designada especialmente para cumplir el propósito que se le había encomendado en la tierra ¿Cuál? La de salvar a la humanidad entregando su cuerpo en sacrificio vivo. Mesías es de raíz hebrea.

¿Qué significa CRISTO? Significa exactamente lo mismo que lo anterior, pero su raíz es griega. Recordemos que en los tiempos de Cristo la cultura griega era la que imperaba y aún el imperio dominante, los romanos, habían quedado maravillados con esa cultura, tomando mucho de ellos.

¿Qué significa JESUS? Significa “Salvador” y ese es el nombre con el cual se patentó en esta tierra; por eso era conocido como JESUS DE NAZARET, porque ahí había crecido. También es de raíz hebrea, aunque algunos sostienen que tiene mucho de arameo, pero este es un dialecto semítico derivado del hebreo.

Entonces ¿Por qué se le llama EMANUEL en la profecía? Porque EMANUEL significa DIOS CON NOSOTROS y estaba consignando un hecho claro e irrefutable ¡Que JESUCRISTO, EL MESIAS UNGIDO DE DIOS, seria DIOS CON NOSOTROS, el EMANUEL que habitaría en medio nuestro para librarnos del pecado!

¿No es maravillosa esa noticia? Todos sus títulos y nombres con los que le conocemos hablan de su Deidad. Ahora solo nos queda rendirnos al nombre del Señor Jesucristo y no tomar en vano el nombre de Dios. Como está escrito “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano” (Éxodo 20:7). Los nombres de Cristo no son cosa de juego, porque él es Dios. No hagas promesas en su nombre, no lo menciones para amenazar o insultar, mucho menos para burlarte o reírte de él. Su nombre representa lo mas santo que ha habido en la tierra, no lo olvides.

Bendiciones.

Pastor Marcelo Valdés

La Homosexualidad


Mirando al cielo 63

“Dios ama al pecador, pero aborrece el pecado”

El tema de la homosexualidad esta polarizado. Y nuestra opinión hoy día no suele ser la más popular. En el marco de la libre elección cada uno puede optar por la orientación que estime mejor en materia sexual y una vez definido, nace su opinión respecto a este controversial tema. Si es monógamo, heterosexual, lo más probable es que no vea con buenos ojos la homosexualidad, pues por algo no ha optado por esa orientación. Si es bisexual, o de prácticas libertinas como swinger, ponceos, u otros, las opiniones, por regla general, serian a favor de la homosexualidad. Hoy algunos alegan que no se puede ser libremente gay por la discriminación, así que no hay mucho espacio para “elegir”, porque admitir ser “del otro bando” se constituye en calvario para muchas lesbianas y homosexuales. Por tanto deciden manejar el tema con un perfil bajo, mostrándose bien macho o hembra, pero sufriendo su “diferencia” en silencio. Pero cada vez eso se va perdiendo, porque Satanás ha sabido usar personajes mediáticos claves a la hora de promover este estilo de vida y es así como artistas, deportistas, políticos, hacen sus confesiones y sienten que han sido liberados, para ahora vivir públicamente, animando a otros que lo hagan.
La pregunta que muchos homosexuales y lesbianas no hacen es ¿Qué piensa Dios de todo esto? Y cuando digo “Dios”, me refiero al Dios de la Biblia, única fuente autoritativa de lo que él piensa. Esto es lógico, porque cuando somos ignorantes de su Palabra, los hombres tendemos a deformar a ese Dios en nuestros pensamientos, de acuerdo a nuestros sentimientos y formamos otro dios que no es el Dios que se revela en su Palabra.
Volviendo a la pregunta ¿Qué piensa Dios de la homosexualidad? En su Palabra dice “…No erréis; ni los fornicarios, ni los idolatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones… heredaran el reino de Dios” (1Corintios 6:9-10). Aquí esta sintetizado lo que piensa ¿se le puede dar otra lectura a aquel versículo? No veo por donde poder torcerlo a favor de la homosexualidad, y es categórico. Si vamos más atrás, la destrucción de Sodoma y Gomorra obedece a que cometieron este tipo de actos, hechos que la biblia llama “vergonzosos”, “deshonrando así sus propios cuerpos” (leer Romanos 1:18-32). De ahí viene el término “Sodomía”, que, según el diccionario significa sexo anal. La lógica Divina es que creó dos sexos para amarse, darse satisfacción y procrear, constituyendo así una familia normal; lo otro seria “anormal”, bajo la mirada de Dios.
¿Es esto intolerancia? De ninguna manera; existe mucho amor hacia el pecador, pero aversión contra el pecado. Es Cristo quien vino a buscar lo que se había perdido y ya sea homosexual, lesbiana, ladrón, adultero, fornicario, asesino, etc., Dios también murió por ellos, solo deben volverse de su pecado, así como yo tuve que volverme de los míos. Estoy consciente, esta no es la opinión más popular, porque el mundo va en otra dirección, hacia el libertinaje, y otros no quieren hacerse problemas “mientras no le hagan mal a nadie”. Pero a todo cristiano no nos queda más que orar por el pecador, y no insultar, o burlarse, pues no es de hijos de Dios. Pero también tenemos derecho a expresar esta opinión, que es muy de Dios. Bendiciones.

Pastor Marcelo Valdés

lunes, 5 de abril de 2010

¿A quien iremos?



Mirando al cielo 62

“Le respondió Simón Pedro: Señor ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68)

Las reveladoras palabras del apóstol son sencillamente el reflejo de alguien que estaba totalmente comprometido con la causa de su maestro, o al menos así se veía. Pero no había sido él el que lo había descubierto por sí mismo, sino que el Padre que está en los cielos se lo había revelado (Mateo 16:17). Pero ¿no somos los hombres insoportablemente leves? Así pensaba Kundera al escribir “la insoportable levedad del ser”. Somos inconstantes en todos nuestros caminos como un hombre de doble ánimo, pero que no se revela hasta los momentos decisivos de la vida. El caso del apóstol es un vivo ejemplo de lo que digo; acababa de hacer una de las afirmaciones más certeras y reales de su vida, reconociendo que solo Cristo tenía palabras de vida eterna y no otro, que habitaba plenamente la Deidad de Dios en él y que no había otro lugar donde ir que no fuera con él. Estaba dispuesto a dar su vida e incluso blandió la espada al momento en que Cristo era apresado, cortándole la oreja a Malco (Juan 18:10). Hasta ahí, mostraba disposición de seguir y luchar por su Maestro, pero ¡hay de los hombres, que decimos una cosa y muchas veces hacemos otras! Que mostramos nuestras trivialidades y ligerezas al tiempo indicado y nos mostramos honorables, firmes y constantes en días que no hay que comprometer mucho. La historia es conocida, Pedro le negó tres veces. Felizmente hay tiempo para todo y el apóstol, abandonando la vergüenza que prosiguió a la negación (Juan 21), se convirtió en un gran pescador de hombres, hasta dar su vida por la causa y por las verdaderas “Palabras de vida eterna”, del cual era portador. Esta vez no le negó.
Que quiero decir con todo esto:
1. Que solo en Cristo hay palabras de vida eterna y en nadie más.
2. Que muchos de los que seguimos a Cristo a veces le negamos con nuestra actitud, como si sus palabras de vida no pudieran transformar la nuestra.
3. Que no importa lo cual decididos vamos a la iglesia, cuan bien vestido o con cuanta frecuencia; muchas veces le negamos en la cotidianeidad de nuestras vidas, en la conversación con el amigo; en lo que vemos en televisión y hacemos ver a nuestros hijos; en la celebración de una festividad y como festejamos. Las mentiras, la pornografía, los disparates, la ebriedad, la contaminación de nuestro cuerpo, son señales de “negación” de Cristo. Alegamos que es inofensivo y no le hacemos mal a nadie, lo mismo que un borracho que chocó con un poste y decía que conducía mejor.
4. Que no importan las tradiciones, eso no nos hace mejores. De qué sirve llevar el “ramo” una vez al año, comer pescado para semana santa o no comer carne, o vestir de cierta forma, o ver en la tele “Jesús de Nazaret” todas las pascuas, si el resto del año somos ególatramente nosotros mismos, hasta la próxima festividad.
5. Si al final de todas estas negaciones termináramos aceptando nuestra incapacidad de producirnos bien, y viniéramos al único que tiene palabras de vida eterna, encontraríamos el camino, ese mismo que en algún punto se le extravió a Pedro, pero que retomó, para ser el gran apóstol, y llegar nosotros a ser un baluarte de la iglesia de Cristo.

Pastor Marcelo Valdés