domingo, 31 de enero de 2010

La Ruta hacia la felicidad


Mirando al cielo 55
“Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová,
Que anda en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos,
Bienaventurado serás, y te irá bien”. (Salmos 128: 1-2)
¿Se puede ser feliz? Yo creo que sí, pero solo en Dios. Ya lo había dicho antes en un artículo anterior, y di mis razones (Leer articulo "año nuevo"); ahora solo digo que en Dios está la paz, la abundancia, la tranquilidad, la esperanza, la confianza, la alegría y el amor, los ingredientes necesarios para ser feliz. Entonces, por lógica, si estamos viviendo los principios de Dios, se puede ser plenamente dichoso ¿pero cómo conseguirlo? La verdadera felicidad deriva de cuatro cosas: del temor a Dios, de la confianza a Dios, de la obediencia a Dios y de la búsqueda de la sabiduría. Analicemos la primera.
El temor a Dios es parte de una bienaventuranza bíblica; dijimos que bienaventurado significa dichoso o feliz y obviamente, será feliz todo aquel que teme a Jehová, porque es el único que puede garantizar la alegría y el amor, y es el único que te contentará con el trabajo de tus manos, el único que le dará propósito a tu trabajo, a tu estudio, a tus paseos, a tu noviazgo, tu matrimonio, etc. “Sea Él vuestro temor y Él sea vuestro miedo” dice Isaías (8:13). Y ¿Por qué temerle? Porque Él tiene en sus manos el poder de dar y quitar, todo está bajo su control y tiene el poder de la vida eterna y también la condenación eterna. La Palabra de Dios nos dice que es omnipotente, o sea todopoderoso y ¿Quién que no tenga ningún poder como nosotros osaría no temer a un Dios todopoderoso? ¿Qué súbdito no temería a su Rey si su vida y su destino estuvieran en sus manos?
Muchos alegan que los cristianos quieren infundir temor en las personas para que se sujeten en las iglesias y sirvan en ellas. Estoy de acuerdo con ello si se tratara de una secta dominante, de una iglesia que quisiera tener el control total de las vidas para provecho propio. Pero el temor a Dios es legitimo enseñarlo, no porque queramos controlar vidas (recuerde que usted es libre de elegir), si no porque el temor en el creador y dueño del destino humano, tiene el poder de decirnos donde será nuestro destino eterno. No es temor al pastor, o una denominación, o una creencia en particular, o a alguna persona a la que se deba temer como a Dios, sino al mismísimo creador del cielo y el infierno, al dador de la vida y al dueño de ella. Eso es lo que enseña una buena iglesia Cristo-céntrica. Es de Satanás el no tener que temer a Dios ni a nada, para así vivir confiadamente en una vida de excesos sin ninguna clase de cuidado, como se ve en muchas vidas que han optado por no sentir miedo por nada, verdaderos “temerarios”.
La santidad de Dios, su grandeza, su bondad, sus maravillas, su perdón, y sus juicios, son buenas excusas para temerle, porque lo es todo y es para todos. Temerle reverentemente, temerle cariñosamente y temerle con “temor y temblor” es uno de los pasos hacia la felicidad. Parte buscándolo a través del temor.

Pastor Marcelo Valdés

¿Existe Dios?


Mirando al cielo 54

Existe la comodidad de no creer en Dios. Hay muchos que han optado por esta “alternativa” porque es más cómoda y sienten que así tienen más libertad para manejar sus vidas. No tienen mayores argumentos para decir por que realmente no creen en un Creador, o cuando las tienen, son tan débiles que muestra realmente porque han escogido ese camino. Como un joven que me dijo: “Dios no existe porque ningún científico cree en Él”, “mencióname uno” le pregunté; no hubo respuesta. Galileo, Copérnico, Newton, Einstein, Von Braun eran creyentes, versus Hawking, Sagan, Asimov, que no creían. Otra persona me dijo que no creía en Dios porque si Él existiera no habría hambre en el mundo, o niños abandonados, o guerras, porque se supone que Dios es amor. Le respondí: ¿Es responsable Dios de las decisiones que tu tomas en libertad? ¿Sería responsable Él porque tú decides abandonar un niño? ¿Sería responsable yo de tú decisión? ¡Es una responsabilidad propia, no de Dios! Otro dijo que Dios es un extraterrestre porque así lo declaraba J.J. Benítez en su “Caballo de Troya”; entonces, si yo leo el “Código Da vinci” de Dan Brown, ¿debo creer que Cristo tuvo descendencia con María Magdalena? ¿Debo creer todo lo que leo? Otra persona me comentó que la creación de Dios es una psicosis colectiva cultural, porque todas las culturas hablan de un dios; es una forma de responderse a lo que no comprenden. ¿No sería simplemente porque Dios siempre existió y toda cultura, con una vaga comprensión de Él, quiso manifestarlo? ¿O, como dice la Biblia, lo reemplazaron por otros dioses? Otros no quieren creer por el mal testimonio que reflejan algunos hermanos ¿pero saben acaso lo que el mismo Señor dice?: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará al Reino de los Cielos” (Mateo 7:21). Otro dijo que decidió no creer porque nadie le había explicado con quien se había casado Caín, después que fue desterrado. Seguro vio la película “Contacto”, donde la protagonista (Jodie Foster) se hacia la misma pregunta. No se dio cuenta en los años que se vivían en la época y que es posible que la misma descendencia de Adán le haya provisto esposa. Otros creen en la “teoría” de la evolución, yo creo en la certeza de Dios; otros creen en el Big Ban… En este punto creo que es más fácil creer en Dios que en el Big Ban, puesto que no veo un mundo producto de la casualidad, veo armonía y no caos. Dios es más comprensible.
Créanme, yo anduve por esos derroteros y no conducen a nada; lo único que produce es un vacio que uno intenta llenarlo con lo que venga, menos con lo indicado: Dios. Fuimos creados para estar con Él, vivir para Él, alabarle a Él y honrarle. Pero nosotros decidimos desestimarle y hacer las cosas a nuestra pinta, porque así nos agradó y creemos que así estamos mejor. Pero es cosa de mirar a nuestro alrededor: un mundo resquebrajado, destruido, lleno de guerras, de hambre, desolación. Escasea la fe en el Dios de la Biblia, pero abunda la fe en falsos dioses y abunda la fe en el dios-hombre. Cuando miras las cosas desde el suelo hacia arriba, no podemos ver y comprender todo, es por eso que decidí mirar desde arriba hacia abajo, desde la perspectiva de Dios; así se comprenden mejor las cosas. Y Dios me ha hecho entender mejor quien soy, para que estoy, y adónde voy ¿Lo sabes tú?

Pastor Marcelo Valdés.

jueves, 14 de enero de 2010

¿Legal o Cristiano?


Mirando al cielo 53

“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. (Mateo 22:37-40)

Me preguntaron si yo guardaba la ley, o si nuestra iglesia lo hacía. Interesante pregunta, considerando que hay mucha confusión al respecto; porque hay quienes creen que la ley bíblica debe cumplirse al pie de la letra, considerando cada mandamiento como un precepto que no se debe romper. Ejemplo, que si la biblia dice “acuérdate del día de reposo para santificarlo” (Éxodo 20:8), por lo tanto debo cumplirlo si o si, de lo contrario no cumplimos la ley. Entonces yo pregunto a esas personas si cumplen lo que dice Génesis 17:11 “Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros”; luego dice “y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo” (13b). Obviamente esas personas me responden que no están circuncidados y yo les podría decir que ellos tampoco cumplen la ley. Si así fuera, tendríamos 613 leyes específicas que cumplir que fueron dadas al pueblo Judío, en tiempos del antiguo testamento ¿Las cumplimos todas? Algunos dicen que debiéramos hacer esto y aquello, comer solo ciertas cosas, vestir solo de tal manera, visitar solo ciertos lugares, hablar solo con ciertas personas, etc. Hay una variedad de cosas que para muchos es “ley santa” y tratarán de poner todas sus energías en cumplirlas, así como aquellos que están lejos de las cosas de Dios, pero que también tienen fe en algo o alguien y se constituye una ley que cumplir; como encenderle velas a un santo, caminar de rodillas cada cierto tiempo, visitar un santuario en fechas especiales, comer pescado para semana santa, poner toda su fe en la pulsera de los once poderes, o en el aceite de la unción, en la tierra santa, etc. Esas también son leyes “santas” para muchos que desconocen las cosas de Dios, pero leyes que no son bíblicas.
Entonces ¿Cumplimos la ley bíblica? Yo respondo que si, por lo menos lo intentamos ¿Por qué? Porque como dice el versículo, la ley de Dios se encierra en los dos maravillosos versículos que leímos al principio. Y claramente termina sentenciando “de estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”. Si tienes el vivo deseo de ser bíblico y empezar a guardar la Palabra de Dios en tu vida, debes comenzar por estos dos mandamientos. Y tan solo estos dos mandamientos ya riñen con muchas iglesias que, por su legalismo (de “ley”), cuelan el mosquito pero dejan pasar el camello. Muchas iglesias se han convertido en ritualistas y creen que así están amando más al Señor. Pero “¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová?” (1 Samuel 15:22). No creo que Dios se agrade de ritualismos que nos alejan del amor de Dios, pues ese es el principal mandamiento ¿te enseña tu iglesia a amarlo por sobre toda las cosas? Si es así, está cumpliendo la ley.
¿Te enseña a amar a tu prójimo? Muchas iglesias tienen más ánimo en enjuiciar a otros que en alcanzar al perdido. ¿Cómo vería usted si viera saliendo una prostituta, o un drogadicto de nuestra iglesia? Los que aman al alma perdida lo verían como una bella oportunidad para que ellos rediman sus almas; para un legalista, solo vería una iglesia inmunda, con gente inmunda. Pero el Señor vino a buscar a los pecadores, no a los justo (paradójico, porque “no hay justo ni aún uno”). Muchas iglesias quieren ser “compuestitas”, solo de gente buena, que piense cosas buenas, que hable cosas buenas, que al primer signo de rebelión son puestos en disciplina sin ningún amor, o expulsados sin ninguna oportunidad de restauración. Eso es legalismo puro.
El tema es más amplio y no se alcanza a cubrir en un solo artículo, pero quédate con estos dos preciosos mandamientos y lucha por cumplirlos; estarás cumpliendo la ley. ¡Dios te bendiga!

Año nuevo


Mirando al cielo 51

¿Fue feliz este año? ¿Lo será el año que está por llegar? Muchos están en busca de la esquiva felicidad y muchas veces pareciera que está por llegar, pero no sucede así. Todo el mundo quiere ser feliz y cada uno traza su propia ruta hacia ella, porque es un anhelo legítimo en nosotros. Pero la mayoría no la encuentra y muchos que dicen hallarla se dan cuenta que es momentánea. Entonces ¿Se puede ser plenamente feliz?
Difícil pregunta, porque el tema es controversial, por tratarse de un problema fundamentalmente ego-centrista, que radica en el “yo” de las personas. Lo que puede hacer feliz a unos, puede ser todo lo contrario para otros, porque tiene que ver con los anhelos más profundos de nuestro ser. Y los anhelos cumplidos nos hacen felices solo por el tiempo que dura el efecto de lo conseguido. Por ejemplo: Si anhelara alguna cosa material, como un automóvil, y mediante esfuerzo lo consiguiera, en ese preciso instante seria plenamente feliz; pero ¿Para siempre? ¿Sería una felicidad permanente? Obviamente el vehículo ayudaría mucho, nos facilitaría bastante las cosas y mientras preste utilidad estaríamos contentos… hasta que tengamos que echarle bencina nuevamente, llevarlo a la revisión técnica, arreglar una pana, gastar dinero que no está considerado en nuestras cuentas. En ese minuto no estaríamos muy contentos. Quizá lo asumiríamos y resignadamente pagaríamos los costos de la mantención, pero ¿Pensaría lo mismo nuestra esposa? ¿Y nuestros hijos? Tal vez alguno piense que el vehículo vale más que ellos mismo. Y eso nos traería problemas ¡que no nos harían felices!
¿Por qué no encontramos la felicidad? ¿Cuál es el problema? El problema está en la “Obsesiva” preocupación por “mi felicidad”. Existe una paradójica verdad: Nunca seremos felices si nuestra primera preocupación es ser feliz. Y eso es lo que nos dice todo el mundo: “Que se cumplan todos tus deseos y anhelos”; eso es lo que nos enseñan las canciones: “Tengo derecho a ser feliz”; así nos enseña Hollywood con sus películas: “Busca tu propia ruta hacia la felicidad”. Hoy la prioridad somos “nosotros” y “mis anhelos”, “mis deseos”, “mis necesidades”, “mi placer”, etc.
No me mal interprete, yo quiero que usted sea feliz, pero ¿no suena a egoísmo puro lo recién comentado? Sencillamente lo es. Y en las acciones egoístas no se encuentra la verdadera felicidad ¿Por qué? Porque no fuimos creados para exaltarnos nosotros mismos, nosotros fuimos creados para glorificar a Dios.
¿Ha leído las bienaventuranzas? (Mateo 5) Bienaventurado significa dichoso, feliz, y jamás en la Palabra de Dios se menciona “bienaventurado los que buscan su propia felicidad”, porque esa no es la ruta que Dios establece para llegar a ella. ¡La ruta de nuestro Señor hacia la felicidad parte por glorificarle a Él! El dice que primero debes amarle, luego a tu prójimo y luego a ti (Mateo 22: 37-40). La felicidad de los hijos de Dios parte por amar y glorificar al padre. “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues a Dios en vuestros cuerpos y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Corintios 6:20) ¿No te hace feliz estar a cuentas con tu creador? ¿No sientes la dicha de glorificarle a Él? Ya sabe la máxima Bíblica “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33) Amale a Él y estarás en la senda de la dicha.
La ruta de la felicidad parte por glorificar a Dios ¿Lo hiciste este año? Tal vez si te lo propones, este nuevo año que comienza empieces a experimentar la verdadera felicidad. ¡¡Feliz año nuevo!!

Pastor Marcelo Valdés