jueves, 5 de diciembre de 2013

Nehemias, el Administrador de Dios



Según los pilares de la administración Nehemías refleja sus dotes de administrador y líder en el proceso de la reconstrucción de los muros de Jerusalén. Aquí un breve estudio de los capítulos 1:1 al 7:4.

1- Contexto
2- ¿En qué forma planifico el curso de acción?
3- ¿Cómo organizó a la gente para lograr sus objetivos?
4- ¿Cómo dirigió el proceso de edificación?
5- ¿Cuál fue la forma de supervisar la obra?
6- Conclusión 

I- Contexto
El pueblo de Israel había sido deportado con Nabucodonosor hacia ya casi 70 años y destruido la cuidad, el templo y los muros de Jerusalén, la ciudad santa. Con el tiempo, la situación del remanente en esas tierras viene a ser catastrófica, por no poder reconstruir su ciudad ni tener con que hacerlo, por los enemigos propios de un pueblo debilitado y de los propios aprovechadores (del mismo pueblo) que se encargaron de poner cargas mayores a sus compatriotas. Son estas noticias las que llegan a oídos de Nehemías, copero del Rey Artajerjes, por medio de Hanani (1:2-3) quien las entrega, concitando el dolor propio de uno que amaba sus raíces y al Dios de ese pueblo.

Problema
Las malas noticias crearon dolor en el corazón de Nehemías. Dolor por su gente, por su ciudad, por su Dios. Por su gente pues estaba dispersa (1:9 “…Aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos…”); por su ciudad pues yacía destruida; por su Dios, pues no podía habitar allí su nombre (1:9). Nehemías sabia que eso era consecuencia del pecado de Israel, pecado del que se hace parte y cargo (1:6 “…Y confieso los pecados… que hemos cometido contra ti…”), pero lo increíble es que eleva una oración a Dios por éxito en una empresa todavía no emprendida, pero si meditada (1:4 “…Hice duelo por algunos días…”). El dolor lo llevo a la reflexión y la oración; y la meditación a la acción, pues ya estaba proponiendo en su interior, bajo exclusiva dirección de Dios, abordar al Rey Artajerjes en el momento y tiempo indicado, sin forzar nada, solo en espera de una puerta abierta por su Señor, para emprender una obra que todavía no entendía ni como iniciarla (mucho menos terminarla); mas era tal peso alojado en su corazón que no podía quedarse de brazos cruzados.

¿Dónde comienza a planificar Nehemías?
Podemos deducir (Y concluir) que la planificación de Nehemías comienza en algún punto de su duelo, ayuno y oración (1:4), porque fueron varios los días de llevar esa carga. Y toda reflexión profunda busca una salida al problema, y es iluso de los hombres creer que por el solo hecho de arrodillarnos, pudiendo hacer algo y sin siquiera obrar en ello, los problemas se solucionarían. Hubiera podido Nehemías elevar mil oraciones al cielo, pero quien no tiene la intención de nada, en nada acalla el dolor, el que persistiría y carcomería con el tiempo. Se ve en Nehemías disposición y determinación valiente ante su dolor, algo  vacilante en principio (2:2 “…Entonces temí en gran manera”), como todo hombre expuesto a grandes empresas, pero decidido (2:4 “…Entonces oré al Dios de los cielos”)… No era fácil para un simple copero hablar de Dios a un soberano pagano de un imperio, ni de sus propias intenciones, pues podía costarle la vida. Él estaba quebrantado, pero no derrotado, y la puerta se abrió de la manera más insólita: con un rostro afligido.

II- Desarrollo:
1-      ¿En qué forma planificó el curso de acción?
a-      Está claro que Nehemías tenía intenciones más allá de la oración. Creo que llega a esa determinación en su proceso de duelo, en ayuno y oración (1:4). Fueron varios los días para meditar y buscar la dirección de Dios. Desde el versículo 5 al 11 del primer capítulo vemos ya una oración definitiva, en una clara evidencia de confesión de pecado, limpiándose, para presentarse como digno de un instrumento limpio. En esa oración se ve el reconocimiento del pecado (1:7), la intercesión ante Jehová por su pueblo (1:8-9) y el recuerdo de las promesas dadas por Dios. Está más que claro, cuando dice “Concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón” (1:11), que tenía todas las intenciones de abordar a su rey para conseguir permiso y enfrascarse en una obra que podría parecer lejana e imposible, pero sabiendo que Dios podía utilizarle en beneficio de su pueblo.
b-      Llegado el tiempo de exponer al rey su situación, algo, como ya dijimos, fue en los plazos de Dios, Nehemías, en constante dependencia de Dios (2:4) ruega por ser enviado para reedificar la ciudad… ¿Cómo? Seguro, que ya lo tenía pensado (como venimos sosteniendo), cuando decididamente pide cartas para presentarse ante los gobernadores y para Asaf, guarda del bosque, y poder conseguirse los materiales (2:7-8)… pero era preciso contar primero con el beneplácito del rey, quien accede. Esa fue la mejor señal para seguir con los planes ya trazados en su corazón.
c-       En resumen: podemos decir que la planificación comenzó con profunda oración y reflexión, luego esperar puertas abiertas de parte de Dios, una señal inequívoca para seguir adelante en la tarea; y luego de eso siguió con los preparativos para la acción y contar con los medios necesarios para realizar la tarea.


III-      ¿Cómo organizó a la gente para lograr sus Objetivos?
a-      Obtenido los permisos y los materiales, emprende viaje, sabiendo que contaba con la mano de obra: sus compatriotas de Judá, a quienes solo debía animarlos. Sin embargo la prudencia era necesaria y se toma tres días después de llegar, para evaluar la situación, ver los muros y la ciudad, sin declarar nada a nadie (2:16). Saber con que se cuenta, cuáles podrían ser los problemas y como resolverlos, es propio de toda persona visionaria y emprendedora, de un buen administrador. No se puede realizar grandes empresas solo con ideas abstractas, por muy buenas que sean, sin conocer realidades tangibles donde llevar a cabo los sueños. Los sueños de Nehemías eran reconstruir la ciudad, pero debía saber por dónde empezar, con quien contar y que problemas sortear.
b-      Para organizar a la gente se necesitaba animarlas para el trabajo. Una vez conocida la situación de la ciudad y del pueblo, decide alentarlos (2:17-18); pero su ánimo no solo se basaba en la necesidad común del pueblo, sino que les declaró que era una empresa de Dios más que del hombre, pues su mano había sido buena sobre él (2:18) ¡Lo que Dios estaba haciendo con él, podía hacerlo con su pueblo! Él no era un aparecido, ni uno que quería aprovecharse, él era uno enviado por Dios más que por Artajerjes y era el Dios de Israel el que haría la obra. Los anima exaltando su sentido de pertenencia, pues tenían memoria en Jerusalén y en la tierra prometida (2:20), al contrario de sus enemigos que querían desanimarlos (Como Sambalat, Tobías y Gesem, que no tenían parte con el pueblo de Dios).
c-       En Resumen: La organización partió por animarles y hacerles sentir la necesidad de trabajar por un bien común. Después de terminar el muro, Nehemías designa dirigentes (7:1) para velar por la obra hecha.


IV-      ¿Cómo dirigió el proceso de edificación?
a-      Habiendo material dispuesto y mano de obra incluida, solo le quedó repartir el trabajo. Fue por familias y sectorizado (Capitulo 3). Se ve que el trabajo se hace por tramos (3:11) y las familias abordan la tarea según sus sectores  y también en relevos. Las frases “Después de ellos”, “tras el” sugieren eso.
b-      Dirige con efectividad y claridad de ideas. El logra que familias enteras se involucren en la obra, según sus espacios; incluso mujeres participan (3:12). Creó unión en todas las clases del pueblo (4:16), lo que hace mas practica la tarea.
c-       Algo que me resulta interesante destacar: Nehemías en todo el capítulo 3 menciona las familias con los principales jefes de ellas con sus nombres. Previo al comienzo de la edificación (quizás en los tres días que no habló a nadie), y durante el trabajo, él se familiariza con su pueblo y se identifica con ellos. Para una buena labor, es necesario conocer quien está a cargo de cada tarea, conocer quien hace el trabajo para respectivas indicaciones o merecimientos. Obviamente debió llevar un registro de ello como supervisor de la obra.
d-      En resumen: dirige con claridad y conocimiento de la tarea y de sus compatriotas. Se identifica con ellos.


V-      ¿Cuál fue la forma de supervisar la obra?
a-      Como buen supervisor, no se limitó a quedarse en su tienda y dar instrucciones, sino que se advierte que su trabajo fue en terreno (Cap.3). Por tanto podía ver el avance y animar donde falte y aprobar donde había avances. Así podía controlar la obra. 
b-      Una cosa tenía clara Nehemías: debía conducir la obra con voluntad férrea y decisión por causa de la oposición y con mucha astucia para contrarrestar las acciones enemigas. Tomó medidas cuando fueron amenazados (4:9); fue astuto cuando hubo desanimo (4:11-12) y arengó a luchar si era necesario, pues era de Dios la pelea. Tomo medidas propias de un general de batalla (4:20) y logró la unión de todos en una tarea común (4:16). 
c-       Fue firme en cuanto la oposición llego desde dentro, con los usureros que afligían al pueblo (5:1-5). Si bien se enojó (5:6), no pecó de impulsivo, pues antes de reprender a los nobles, meditó y luego los convocó a asamblea (5:7), para hacerles ver su falta. Por tanto concluimos que no tomaba medidas sin pensar, nada era a tientas, sino que decidía después de sana reflexión, algo necesario para una buena administración.
d-      En resumen: Supervisa en terreno y controla tomando medidas ejemplares en contra de los enemigos y de los que se aprovechaban. Sabía muy bien lo que había que hacer en cada situación y jamás se alejo del plan trazado: terminar los muros.



VI- Conclusión:
Nehemías cumple con los cinco pilares  de la administración. La oración, la planificación, la organización, el dirigir y supervisar están presentes en la tarea de reconstruir los muros de Jerusalén. Por tanto podemos decir que una de sus cualidades principales era ser un buen administrador.
Primero, debemos consignar que era un hombre tremendamente espiritual. Es evidente que Nehemías estaba en una relación muy cercana a Dios. A pesar de estar en tierras ajenas y en el palacio de un rey, de dioses ajenos, su Dios era el de su pueblo. Él tenía una relación con Dios y le reconocía como su protector (“…Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible…” 1:5). Acude constantemente a él en oración: En el dolor (1:4), en la necesidad (2:4), en la prosperidad de sus empresas (2:20), en el peligro (4:4-5), en la toma de medidas (4:9), etc. Por tanto era natural para este hombre planificar con Dios y orar mucho para seguir su dirección.
Otra virtud espiritual de Nehemías es su conocimiento de la ley de Dios. En los versículos 8 y 9 del primer capítulo, en su oración a Dios, el cita las Escrituras (Levítico 26:33 y Deuteronomio 30:1-5), demostrando su conocimiento. Para estar en tierras lejanas y extrañas, no era desconocido para él la ley de Dios.
Segundo, como virtud personal, creo que era tremendamente empático. Es casi seguro que él nació en tierras persas, sin embargo tenía una identificación con su pueblo muy especial. Amaba su nación y al Dios de ella, y estaba atento a lo que le sucedía al remanente. Él fue quien consultó para saber de ellos (“…Y les pregunté por los judíos que habían escapado…” 1:2), lo que demuestra profunda preocupación. El dolor sentido habla de su sensibilidad y empatía por gente que no conocía pero que sentía que eran parte de él y de su Dios.
Otra virtud personal era su prudencia. Primero esperó en Dios la puerta para abordar el tema al rey. Cuando estaba en Jerusalén no llegó con pompas ni se dio aires de ser un enviado del reino, sino que esperó, evaluó, y su carta de presentación era el Dios de su pueblo. Ante la situación de los usureros de su pueblo no actuó por impulsividad (5:6-7), sino que meditó y luego se puso en acción. Por tanto, queda demostrada su prudencia.
También Nehemías era decidido. No era una empresa fácil la que quería llevar adelante, pero estaba decidido a cumplirla, a pesar de la oposición. Eso demuestra un carácter firme, necesario para una gran obra. Se necesita decisión con ideas claras para abordar empresas complejas y donde se involucra mucha gente. No permite la distracción (6:3).
Nehemías era un hombre valiente. Y esto está en conexión con su fe en Dios: él le protegería. Fue valiente ante sus enemigos, valiente en la toma de decisiones con su pueblo, valiente ante la traición (6:10-11). Sabía que Dios le protegería y es a él a quien acudía por dicha protección, encargándoles a quienes procuraban su mal (6:14).
Podríamos mencionar de Nehemías más cualidades, como perseverancia, eficacia (6:15), diligencia, tan propias de un buen administrador o un buen líder, pero destaco su apego a Dios y su dependencia de él, pues es a él quien acude y con quien desarrolla la obra.

Pastor Marcelo Valdés