viernes, 12 de diciembre de 2008

Santa Claus no es Cristo


Mirando al cielo 8

Se dice que sostener una mentira es tan imposible como tapar el sol con un dedo. La mentira es una expresión contraria a lo que se sabe, lo que es y lo que no puede ser contradicho; es lo opuesto a la verdad. He escuchado a muchos decir “la verdad por delante”, “la verdad duela a quien le duela”, y “la verdad cueste lo que cueste”. Pero muchos justifican la mentira para que no “duela” o “cueste” tanto, justificando así las falsedades, aún con las intenciones más nobles. Pero toda mentira tiene su precio…
… y una que ha salido cara es la del personaje insigne de estas fechas, uno que viste de rojo y que se erige como la identidad corporativa de diciembre: el famoso “Viejo Pascuero”. Este personaje mitológico ha venido a ser la verdad más mentirosa en la historia de las farsas y quienes la propagan ignoran el daño que causa.
¿Por qué nos ha salido cara esta quimera? En primer lugar, porque esta falacia usurpa el trono del verdadero festejado, la razón misma de la celebración, Jesucristo. Fue él quien vino al mundo para librarnos del pecado, fue él quien estuvo en el pesebre, fue él quien fue anunciado a los pastores aquella noche y fue por él que los magos de oriente viajaron para entregarle los presentes; ojo, los presentes eran para el niño Jesús. Pero hoy está relegado a un segundo plano, porque la dicha de la celebración está puesta en el barbudo hombre y su gran obsequio y los niños desean mucho mas escuchar el tintineo del trineo que las razones de la celebración. Aún los milagros que rodearon el nacimiento de Cristo, como los ángeles que cantaban, como su concepción sobrenatural, la estrella que guió a los magos están opacadas por fabulas de duendes, renos con narices encendidas y que vuelan y una mágica casa en el polo norte, donde lo que se produce durante todo el año se entrega en ¡Un día! obviamente los niños terminan amando la ficticia figura del hombre milagroso que le hace regalos tangibles, que la del salvador que da vida eterna, pero que no se ve tan entretenido.
Otra razón de lo cara que es esta mentira: es una mentira que usted debe sostener en virtud de su verisimilitud; ningún padre quiere quedar de mentiroso ante su hijo, así que se sostiene lo insostenible, porque lo enseñan en la escuela, dan películas sobre él, están en las tiendas para que nos tomemos una foto, con la convicción que llegando a cierta edad, “el niño” se dará cuenta solito que el Pascuero no existe ¡y también se dará cuenta que usted le mintió! Muchos se defienden alegando que la ilusión creada es tan bella que vale la pena vivirla, aunque quedemos de embusteros ¡Pero las mentiras más bellas siguen siendo mentiras! Satanás es un gran vendedor de ilusiones, sabe embellecerlas y presentarlas al mundo de manera apetecible, pero su fin es uno solo: apartarle de la verdad; y nosotros, los hijos de Dios ¿Le ayudaremos? En Chiloé, el mito del Trauco les convenía a algunos desalmados que deshonraban a las doncellas para no ser pillados; pero sostener el mito de Santa Claus ¿En que nos conviene? Deshonra a Cristo, quedamos de mentirosos y además ¡Sale caro!
Cristo vino al mundo con un propósito, el de darse a sí mismo por todos nosotros, sin pedirnos nada a cambio, solo aceptando que él es Dios; El “viejo” fue creado con la intención de destronar ese propósito, para que demos algo a cambio y mantener esa falsa ilusión. Nuestros niños serán más felices sabiendo que lo que usted le regala viene de él, porque Dios vela por nosotros. Serán más felices siguiendo los pasos de Cristo y para que así suceda, debemos, desde pequeños, enseñarles la importancia de su nacimiento, y así regalarle algo nosotros a él, porque él es el verdadero festejado. Una feliz navidad es una navidad con Cristo, que es real, y sus promesas mucho más.
Pastor Marcelo Valdés
Iglesia Bíblica Bautista del Sur, Loncoche.


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