sábado, 20 de septiembre de 2014

Podemos confiar plenamente en la Biblia

Podemos confiar plenamente en la Biblia

En 1985, el periodista norteamericano Terry Anderson fue tomado rehén en el Líbano a manos de movimientos iraníes. Fue tratado brutalmente y encadenado por más de 24 días y luego ocultado por casi siete años en una prisión con poco aire y poca luz. Ante esto tuvo que enfrentar algo peor que sus captores: una lucha mental que lo podía llevar a la locura. Sus secuestradores le preguntaron que necesitaba para mantenerse vivo y con esperanza, en uno de las pocos momentos de misericordia de sus captores. Su respuesta fue inmediata y sin vacilación: una Biblia. Su fortaleza, su esperanza, su sanidad mental y espiritual no la depositó en la negociaciones de las embajadas respectivas ni en dineros de rescates de por medio. Su única esperanza para esta vida y la próxima fue la Palabra de Dios. Si vivía, seria exclusivamente por Dios; si moría, iría a la presencia de Dios. Finalmente fue liberado el 4 de diciembre de 1991.
Muchas personas a lo largo de la historia se han visto en plenas dificultades, y en algunos casos de situaciones extremas, pero con un denominador común: han acudido al maravilloso libro dejado por Dios para nosotros, la Biblia. Ellos han entendido que su Palabra inspirada ha sido la única que contiene promesas de liberación para esta vida y la venidera.
Lamentablemente estamos en tiempos donde la apreciación por este magnífico libro vivo ha decaído de una manera vertiginosa, por personas que la han querido desacreditar. Sin embargo esto no es nuevo, desde que se comenzó a tener registro de las Escrituras inspiradas por el Santo Espíritu de Dios, es que Satanás y los hombres impíos e incrédulos intentan deshonrar, mancillar y ofender. Como ejemplo, mientras Dios escribía con su dedo las Tablas de la ley en presencia de Moisés, el pueblo había reemplazado a Dios y su mensaje por un becerro de oro.
Tanto hablar en contra de las Escrituras ha creado conflictos aun en los más creyentes, que se ven confundidos por lo que “expertos” proclaman, versus lo que Dios dice. Cuando descubrimientos científicos parecen contradecir lo que la Biblia señala, los verdugos de la Biblia se levantan victoriosos poniendo el dedo sobre simples cristianos sin preparación científica, dejándolos tambaleantes ante los aparentes nuevos hallazgos de la ciencia.
Pero el aparente problema puede resolverse de la manera más fácil de lo que se cree: los “expertos” son los que debieran mirar más atentamente a las Escrituras para ver si realmente está contradiciendo a la ciencia. Son ellos los que ignoran lo puesto por Dios ahí, no sus hijos; su debilidad es conocerla, lo que en principio, viene a empatar el asunto. Sin embargo, al ser rigurosos, encontraran que nada es contradictorio por el Creador y la buena ciencia y los cristianos debieran estar preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que demande razón de la esperanza que hay en nosotros (1 Pedro 3:15).
Quizás aquí hallamos un problema actual de nuestra parte ¿Estamos realmente preparados en conocimiento bíblico? ¿Somos versados en su Palabra? ¿Están los cristianos utilizando métodos de interpretación correcta?.. ¿La leen siquiera?.. Una encuesta reciente demuestra que el mundo cristiano no lee las Escritura y que ni siquiera pueden recitar de memoria los 66 libros que la componen en más de un ¡¡80%!!.. uf. Actualmente, en el mismo grado, los “defensores” de las Palabra no conocen más de 10 versículos de memoria, su único universo escritural al momento de defenderla. Solo 1 de cada 10 miembros la han leído completamente alguna vez. Entonces es lógico pensar, que si el mismo pueblo de Dios la desconoce, entonces el mundo la desconocerá mucho más también.
Otro problema es en cuanto a su contenido. El mundo podría leer las Escrituras y conocer su contenido, pero ¿La podría entender?.. Para ellos son Locura porque se han de discernir espiritualmente (1 Corintios 2:14). Si así es, ¿Cómo podría encontrar alguna concordancia científica, profética, histórica, arqueológica, si solo es un mero libro mitológico? ¿Qué intención tendrían en demostrar su veracidad, por más que coincidieran? Obviamente no.
Así que querido hermano, puedes seguir confiando plenamente en las Escrituras, porque es el único libro que ha resistido los análisis más rigurosos de personas objetivas. Si bien no es mi intención hablar de esos análisis ni detallar en su defensa como ella se defiende sola (Ya hay libros dedicados a eso; recomiendo “Evidencias que exigen un veredicto” de Josh Macdowell, o “Apologetica” y “Quien creó a Dios” de Norman Geisler, para empezar), es bueno tener en cuenta que depende de nosotros mantenerla vigente, cumpliendo el mandato de “enseñando que guarden todas las cosas…” (Mateo 28:19), “y que contendamos ardientemente por a fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 1:3);.. Para eso toma tu Biblia y comienza a leerla, estudiarla, memorizarla. Marcala, subrayala, apunta. Como dijera algún día Spurgeon, “una Biblia hecha pedazos, usualmente es de una persona que no lo está”. Porque siempre  traerá bendición a tu vida y a los tuyos.
Bendiciones

Pastor Marcelo Valdés