martes, 2 de marzo de 2010

En la sabiduria hay alegria


Mirando al cielo 58
“Con Dios está la sabiduría y el poder; Suyo es el consejo y la inteligencia”. (Job 12:13)

Terminemos hablando de la felicidad con la última receta: LA BUSQUEDA DE LA SABIDURIA. Mientras el mundo busca la comodidad, el bienestar, el placer, la entretención, son pocos los que buscan la sabiduría. Hay que aclarar que sabiduría difiere de “conocimiento”, algo que muchos quisieran pero que, una vez obtenido, no saben usar; en cambio el sabio “conociendo” menos, actúa mas y con asertividad. Porque la sabiduría es la aplicación de la inteligencia y el conocimiento a la experiencia, obteniendo mejores resultados y un mayor entendimiento de las cosas o vivencias, lo que aumenta más la sabiduría. Es por eso que no es despreciable buscarla. Es un don preciado que obviamente ayuda a ser más feliz. Pero ¿Dónde buscarla?
Proverbios, el libro escrito por el hombre más sabio que ha pisado la tierra, Salomón, nos dice que “el principio de la sabiduría es el temor a Jehová” (1:7), por tanto la búsqueda comienza en Dios. Si nos damos cuenta, comenzamos este periplo de la felicidad por el temor y cerramos el círculo con lo mismo, porque es el principio de la sabiduría. Otros de los libros escritos por el gran sabio fue Eclesiastés, que es justamente el libro que le busca el sentido a la vida y que termina con una máxima que no podemos dejar pasar: “teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre” (12:13). Si un extraordinario hombre como lo fue Salomón nos sugiere que la sabiduría comienza por Dios, entonces no está demás decirle a todos los hombres que la busquen ahí. Honestamente, no me extraña ver el mundo actual en un estado deplorable, porque muchos de los que se consideraron sabios comenzaron a alejarse de las máximas de Dios y se envanecieron en sus propios razonamientos; como lo que pasó con Frederick Nietzsche, que de querer ser un hombre de Dios, terminó hablando en contra de él. Y así muchos de los llamados “libre pensadores” como Marx, Lenin, Freud, Sartre, etc. que se inspiraron en Nietzsche, tal como lo hacen muchos en el día de hoy; aquellos que quieren mostrar cierto aire de “sabiduría” son dados a este tipo de filosofías, las del humanismo, marxismo, existencialismo, fatalismo, o lo metafísico. Pareciera haber cierta superioridad en dominar estas cosas y cierta ignorancia en aquellos que tienden a creer en Dios. Nos empujan a salir del closet y ver las maravillas de un pensamiento libre de ataduras religiosas, de presiones impuestas por Dios o la Biblia, de líderes religiosos que no pueden mirar más allá de sus propias narices, de avanzar hacia un mundo en donde lo más importante sea el hombre y no Dios. Se dan la razón al mostrarnos a los fanáticos religiosos, a los sectarios y a los fundamentalistas, todos estrechos de mentes o simplemente locos. Hoy el barro quiere ser más que el alfarero, la creación más que el creador… y eso da cierto aire de superioridad y sabiduría.
Pero no es así. Podemos estar de acuerdo en que existe un mundo cristiano ignorante de muchas de las cosas que aún escribo aquí y no entender, pero ¿no dice su palabra que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios? ¿Quién de los apóstoles fue un hombre ilustrado, excepto Pablo? ¿Acaso no vive mejor aquel simple campesino que solo tiene que entender lo necesario como para desarrollar sus cosechas y honrar al salvador? He visto a “sabios” de libre pensamiento ser verdaderos ignorantes en pleno campo. ¿No es más inteligente dominar con sabiduría lo que estamos llamados a hacer, que querer entender las profundidades mismas de la vida? ¿No es para el zapatero más importante ser diestro en su oficio que serlo en pensamientos ajenos a su vida y a Dios? La sabiduría no está en saber más, o conocer más, sino que en saber aplicar mejor lo poco aprendido en lo que nos desarrollamos.
Por tanto, si quieres buscar la sabiduría, comienza buscando a Dios y a atender su voluntad, porque solo el necio dice en su corazón “no hay Dios” (salmos 14:1). Poco a poco, estando en sus caminos, actuaras con verdadera sabiduría, algo que el “libre pensamiento” no nos ha dado. La felicidad depende de tu sabiduría, la que puedes obtener buscando a Dios.

Pastor Marcelo Valdés