miércoles, 4 de agosto de 2010

Esperando cerca de Dios


Mirando al cielo 76

“Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles” (Éxodo 24:12)

Dios nos dio sus mandamiento escritos por su misma mano (Éxodo 31:18). Él siempre ha querido estar cerca de nosotros, siempre nos ha querido aconsejar y hablar. Ese no fue su primer acercamiento al hombre, pero si fue su primera exposición literaria para plasmar su voluntad y la conozcamos todos. Fue a Moisés a quien inspiró, a través del Espíritu Santo, para que luego escribiera el “Pentateuco”, los primeros cinco libros de la Biblia. Nos relata los comienzos (Génesis), el Éxodo, su estadía en el desierto por más de cuarenta años y las leyes dadas para el pueblo Hebreo (Levítico, Números, Deuteronomio). La “perfecta ley” nos fue dada para que supiéramos que tenemos un “perfecto Dios”, que aborrece el pecado y las transgresiones. Es por eso que nadie la podía cumplir, porque es perfecta y nosotros no. Entonces ¿Para que la dio? Para que entendiéramos la tremenda necesidad de su misericordia, que solo a través de su gracia podemos acceder a él y que ninguna obra, por muy buena que fuera, nos podía reconciliar con él y su perfección santa. Por eso le dice a Moisés “espera”, y nos dice también a nosotros “espera”… pero ese esperar debe ser en Cristo, en el Creador, en el sublime y perfecto, en su palabra y no en la nuestra. Se debe esperar donde Dios dice, como él dice y sin juzgar el “porque lo dice”. El es Dios y puede perfectamente decirnos “espera allá” y allá debemos estar, no acá o ahí, sino allá, donde él nos pide. Muchos quieren acercarse a Dios después que el nos conceda un favor, pero mientras tanto “esperan” donde Dios no quiere; otros quieren estar con Dios pero no con su perfecta ley, admitiendo de antemano que no podremos cumplirla, abandonándose más aún al pecado, al error, a la falta y a la imperfección; ellos toman como lema aquel versículo que dice “Como está escrito: no hay justo ni aún uno” (Romanos 3:10), olvidando que Dios, en sus hijos, “produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13) y que sin él, o separados de él, “Nada podemos hacer” (Juan 15:5). Por eso te invito querido amigo, vecino y hermano, a que esperemos en Dios en donde él nos pide: En su palabra, en su iglesia, en sus caminos, en su voluntad; y te aseguro que estarás y te sentirás mas cerca que nunca del bendito de los cielos, como si estuviésemos en el mismo Sinaí, recibiendo su consejo directamente. Bendiciones.

Pastor Marcelo Valdés