miércoles, 30 de abril de 2014

La Autoridad de la Iglesia



1-      El autoritarismo

Estamos en un mundo autoritario, pero sin autoridad.

Me explico: Hay señorío, hay control, se imponen posturas, hay dictaduras y tiranías en la sociedad del mundo; unas se imponen por la fuerza, otras por persuasión, algunas por repetición, y una vez en el trono del poder, la autoridad se hace sentir si se tiene a la ley de su lado para aplicarla en contra de todo aquel que desafíe el mando. Muchas veces la ley no es culpable, pues es pasiva y espera que se le use, pero depende quien está a la cabeza para aplicarla a su favor y defender con todo el rigor de la ley su autoridad… pero se impone como sea, haciéndolo autoritativo. Pero sus vidas podrían carecer de la moral necesaria para ostentar el poder, carecer de la expertise para el cargo, del manejo para imponer la autoridad, del oficio para ganar autoridad, pero no importa mientras se este en el sillón del poder, porque una vez ahí, se tiene plena potestad… y muchos creen que pueden hacer lo que les plazca.

Como ejemplo están los casos de robo de altos ejecutivos de grandes empresas, de líderes dictatoriales que gobiernan un país, que salen ilesos de los juicios (si acaso se llega a esa instancia) ¡y sin ninguna sanción!... versus el pobre campesino que roba una gallina, condenado a cinco años de presidio donde la “autoridad” le hace caer todo el peso de su poder. Claro, ellos le llaman “el peso de la ley”, peso solo para indefensos y pobres y no para ellos. Eso es autoritarismo y no autoridad. Si se aplicara el mismo rigor para los poderosos, los líderes ganarían verdadera autoridad.

Cuantos líderes de naciones, de instituciones, de movimientos filosóficos, de religiones, de partidos políticos, dueños del poder, han carecido de la irreprensibilidad que se necesita para ostentar los más altos cargos en la sociedad. Algunos la pierden en el transcurso de sus mandatos y otros ya llegan con dudosos comportamientos, pero parece que a nadie le importara. Hoy se hace una notable diferencia entre el ejercicio del poder y la conducta en la vida privada: Mientras en la primera pueda desenvolverse relativamente bien, ¿Que importa como lo haga en la segunda?.. Mientras los índices populares sean saciados, nadie quiere entrar a cuestionar al líder del momento. Y si una voz se alza en contra, es acallada inmediatamente. Autoritarismo social, pero no autoridad: Las masas se hacen tan autoritativas como sus líderes.

Ya lo había advertido Cristo al señalarles a sus discípulos que los líderes de esta tierra se enseñorean de nosotros, y hoy no es distinto. Los propósitos mayormente egoístas de muchos son barnizados con toques democráticos, sociales, de bien común. Términos como tolerancia, igualdad, representatividad, son usados como  inclusivos y poéticos para disfrazar intenciones egoístas que benefician solo a los que están en el poder.

Si así están las cosas con los líderes de este mundo ¿Qué se podría esperar del resto? ¿Habrá acaso algún lugar desprovisto de toda intención egoísta y autoritarismo? ¿Habrá un lugar que esté libre de personas enseñoreándose, de tiranía incluso?... ¡Si! Y yo digo: LA IGLESIA DE CRISTO.

Penosamente esta institución no se ve con el mismo prisma que yo lo veo, versus muchos en el mundo. La gran mayoría tiene sus reparos ante esta institución y debo admitir que también por el mismo problema: autoritarismo. La iglesia no ha estado ajena a este problema. Pero sus mayores detractores son personas que han pertenecido a una y se convierten en disidentes al ver el mal manejo o abusos de sus líderes con los miembros. Así como los lideres del mundo, muchos pastores creen tener el poder de la imposición una vez puesto en el trono. Y abusan. Y pierden autoridad al volverse autoritarios. Ha pasado antes; está en la historia; pasa hoy.

Sin embargo, sigo creyendo que la IGLESIA DE CRISTO es la mejor institución a la cual alguien pueda confiar su vida y la de su familia. Y veremos porque.

Bendiciones

Pastor Marcelo Valdés