Varado (cuento)

Varado (cuento)

La situación lo ameritaba; había que socorrerlo pues estaba varado, parado, detenido. Las turbias aguas intentaban socorrerlo, mas su porte majestuosamente se asomaba. Llevaba tiempo allí, así que su aroma era percibido por todo aquel que invadía su radio. Y a mi me había golpeado fuertemente su fragancia. Pareciera que aleteaba ¿o era el movimiento de las aguas? Estas, cada dos minutos la golpeaban y la cubrían, pero su gigantesca forma volvía a asomarse, porque estaba varado.
Y yo era el único que ahí estaba. ¿Cómo ayudarle? Era imperioso hacer algo por el... y por mí. Podría buscar ayuda ¡Ni pensarlo! Dirían que yo sería el culpable de tamaña desgracia. Siempre el que descubre el cadáver es el principal sospechoso, y en este caso ¡era lo mismo! No me prestaría para eso; mejor sería hacer algo y quedar como una persona decente.
Nunca pertenecí a ninguna institución benéfica, ni al GREENPACE, ni a la CONAF, ¡Ni siquiera recuerdo haber diezmado a BOMBEROS! Pero hoy debía hacer este acto heroico, no por nadie, solo por mí, pues mi honor estaba en juego, y sabiendo que al término de la faena podría salir con la frente en alto; por tanto valía el sacrificio.
Así que ¡Manos a la obra!
Me arremangue la camisa y metí mi mano hasta agarrarlo ¡Realmente era grande! Tire por enésima vez la cadena, le di un fuerte impulso... y ya.
Ahora debía lavarme bien las manos y salir, para dejarle el lugar al siguiente de los que esperaban en la larga fila. Yo me uniría a mi novia que me esperaba en la barra, pero seguro de que mi reputación seguiría intachable, porque las aguas del único inodoro que había en esta pobre fiesta (de un pobre tipo que decía ser mi amigo), estaban cristalinas, sin ninguna evidencia del tremendo monstruo que estaba varado, y que con un poco de ayudita ¡Se lo había llevado el excusado!


M.V.