sábado, 15 de agosto de 2009

En Cristo no hay diferencias


Mirando al cielo 33

“ …habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos,
y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos”.
(Colosenses 3:9-11)

Para los cristianos Cristo es todo; o por lo menos eso debiera ser. Cuando nosotros, mediante el arrepentimiento de nuestros pecados venimos al Señor, reconociéndolo como el Dios de nuestras vidas, pasamos a formar parte de la gran familia espiritual del Salvador de la humanidad; por eso todos los que estamos en Cristo nos llamamos hermanos, porque las diferencias se desvanecen en su persona. Eso no quiere decir que seremos iguales en todo, no significa que no podamos discrepar en opiniones respecto a distintos temas, pero esas discrepancias o diferencias vienen a ser mínimas comparadas con la igualdad de condición que nos produce el ser de Cristo, porque “Cristo es el todo y en todos”. Ya no hay griego ni judío, porque las diferencias de nacionalidad, de raza, de pueblo, son abolidas. Unos serán de “Derecha”, otros de “Izquierda”, unos de clase social alta y otros de clase social baja, pero en Cristo somos iguales y aunque tengamos nuestras tendencias y diferencias, por sobre todo predomina lo que todo cristiano va a gozar, que es la salvación de nuestras almas; ricos y pobres, grandes y chicos, blancos y negros gozaran de los beneficios de Dios ¡Si ponemos la fe en el salvador!
En la iglesia de Cristo, las barreras de cualquier tipo quedarían todas derribadas si tan solo Cristo fuera el centro de nuestras vidas, no solamente de nuestra adoración. En Cristo no hay nacionalidad, no hay ley ceremonial, tradiciones religiosas, barreras culturales, no hay raza, no hay clases sociales, que no puedan vivir en comunión. ¿Por qué? Porque en Cristo somos todos uno, somos su iglesia, su novia, hijos del Dios altísimo ¡Porque Cristo es el todo del cristiano!
Para que esto suceda, Cristo debiera ser el centro de nuestra adoración, acción y razón. Como dijo San Agustín: “Cristo no será apreciado del todo mientras no sea apreciado sobre todo”.
Cuando nos vean realmente amando al Dios de vida, daremos vida, libertad e igualdad.

Pastor Marcelo Valdés
marcelo_valdes_@hotmail.com